Se inicio la celebración del primer centenario del nacimiento de Santa Teresa de Los Andes en julio de 1999, bendiciendo y colocando un montículo preparado ex profeso, una imagen suya;  obra de don Eduardo de las Heras.

Como dos brazos que rodean el montículo, sus  dos muros blancos  es  el mejor lugar donde se expresa la devoción popular hacia Santa Teresa, ya que los peregrinos colocan incontables placas de agradecimiento por favores  recibidos  y diversos objetos.

Aquí también se encuentran los candelabros, estructuras metálicas en forma de casetas ubicadas sobre un receptáculo de agua, para que los peregrinos enciendan velas a Teresita.  Es el único lugar autorizado por seguridad.

Desde este bello lugar de vegetación exuberante, parte una avenida que, cruzando la explanada del templo y la proyectada iglesia al aire libre, desemboca en el frontis de la Casa de Espiritualidad “Teresa de Los Andes”. Todo ideado para  dar una unidad al proyecto del  Santuario.

Que la imagen externa “le lleve como a nuestra Santa a engolfar el alma de Dios