Milagro de canonización

Como era de suponer, desde abril de 1987 todos deseábamos que ésta se realizara pronto. A modo de bromo decíamos que a la Juanita, como ella escribe en su diario de vida, n le gustaba que le dijeran “beata” (D18). Pero los motivos en serio eran evidentes, los ánimos estaban preparados y era de desear la coronación última de todo el proceso.

Lo  único que se necesitaba para la canonización era la comprobación de un nuevo milagro, evidentemente de 1º Clase y que hubiera realizado después de haberse proclamado en Roma la beatificación. Es una exigencia de prudencia que ratifica todos los estudios hechos sobre la santidad de vida de Teresa o de cualquier otro santo.

De entre las muchas gracias y milagros atribuidos a intersección de Teresa y relatados por los peregrinos, se descubrió uno que reunía los tres requisitos pedidos: sanación inmediata, sin secuelas y en un campo que resultara inexplicable para la ciencia médica. Es el milagro obrado en la persona de Marcela Antúnez Riveros, niña de 11 años de edad, quien, habiendo sufrido una asfixia por inmersión, se vio totalmente recuperada en muy poco tiempo.

El accidentes se registró el 7 de diciembre de 1988, cuando 23 niñas del 5to. Básico del Colegio Las Condes, de la Institución Teresiana, fueron de paseo a la piscina del Estadio del Banco de Chile. Sin saber nada, Marcela quiso bañarse cuando recién habían comido. Esto provocó “algo” en su organismo que la hizo perder el equilibrio y desplazarse hacia lo profundo. Habiendo pedido ayuda inútilmente y después de luchar por no hundirse, sintió que se ahogaba, como realmente fue.

Minutos después, al ser sacada por un salvavidas, estaba totalmente inconsciente y con todas las señales de daños graves e irreparables. El médico que la atendió en urgencia, Dr. Gabriel Muñoz, declaró: “Yo he tenido la desgracia de recibir varios niños con asfixia por inmersión y, por el estado en que Marcela llegó, esperaba dos o tres días tormentosos. La alta de oxigeno por haber estado bajo el agua, produce daños en distintos órganos: en el cerebro, en los riñones, en el corazón, en el hígado En los días siguientes se produce edema cerebral, disfunción cardiaca, como si a uno le diera un infarto. Mal pronóstico le vi cuando llegó. Si me pregunta mi impresión 12 horas después, excelente pronóstico.” 

 

En realidad, no sólo 12 horas después,  sino una hora más tarde ya respiraba espontáneamente y estaba perfectamente bien. Un paro cardio-respiratorio de 3 a 4 minutos de duración produce un deterioro neurológico por un tiempo relativamente largo. En más de 4 minutos, el deterioro podría ser definitivo Por el estado en que la niña fue recibida, el médico cálculo que estuvo más de 5 minutos bajo el agua, tiempo al que hay que añadir lo que se tardó en rescatarla y en volver a respirar después de los primeros auxilios, que también se  le aplicaron  bastante tarde. Lo normal era que Marcela, en caso de vivir, hubiera quedado en estado vegetal; sin embargo, tuvo una recuperación asombrosamente rápido y total.

Algo muy importante era constatar la invocación a Teresa de Los Andes, cosa que se realizó en todo momento y con constancia; las niñas y profesora que se encontraban con Marcela se acordaron de Teresa y le pidieron que la salvara; o bien, si había muerto: “¡Teresita, resucítala!”