Plazuela Norte y Sur sector Cripta

Se emplaza una plazuela a la salida de la Cripta, una por el costado norte y otra con salida al sector sur. Cada una tiene  una pileta en el centro,  construida  en piedra rosa Chacabuco,  ornamentadas con   cuatro árboles de naranjo y alumbradas con  6 faroles. 

Rodeadas  por un jardín que embellece la fachada de la construcción a través de  ligustrinas  que  a modo de cerco protegen sus espacios   con árboles perennes  como sus diferentes laureles de flor,  rosas silvestres y arbustos en general.

ARBOLEDAS

 Alrededor de 300 árboles  enverdecen las los alrededores del santuario, constituidos por Pimientos, algarrobos y  alcornoques. Estos fueron elegidos por el  bajo consumo de agua que necesitan  y  por la escasez del recurso hídrico en la zona.  Estas arboledas son van enmarcadas por cuatro ejes, que son las alamedas dibujadas con Plátanos Orientales, que al cambio de estación, embellecen  sus hojas  con cálidos colores.

Además  también  existe el  Parque Irlandés, lugar donde se encuentra forestado con Alcornoques, Quillay, Molles, Tuliperos, Pimientos, Ligustros,  etc.   Especies que fueron donados por la Colonia de residentes de  Irlanda en Chile.
Parque Monasterio, se encuentra antes de llegar al Monasterio, subiendo al costado izquierdo, y  su forestación está realizada al igual que el parque anterior con las mismas especies, que fuesen adquiridos por el santuario a través  invernadero propio y externo.

Las áreas verdes y jardines que rodean el Templo y las zonas de esparcimiento suman 60.000 metros cuadrados aproximadamente, las cuales están a disposición de los peregrinos, donde los fines de semana principalmente, se convierten en un lugar de encuentro.

La sequía que afecta a la región y  el sector donde se emplaza el santuario por ser un lugar escaso de agua, es un problema constante para la mantención de las áreas verdes, por lo que cada especie que se  mantiene, es un arduo trabajo  y el resultado de una bendición de Dios  en su creación.

Imagen  “La Enamorada

Fue una iniciativa del embajador de Chile ante la Santa Sede don Máximo Pacheco Gómez.

Para este proyecto, se presentaron nueve artistas, de los cuales 5 eran chilenos (Juan Fernández, Mario Irarrázabal, Osvaldo Peña, Francisco Torres y Sergio Urbina), tres italianos (Novelio Fínotti, Romano Cosci y Paolo Borghi) y un francés (Eric Aman).

Los proyectos presentados fueron recibidos y estudiados por Monseñor. Marshisano, quien se decidió por el escultor Juan Eduardo Fernández, de nacionalidad chilena y residente en Alemania. Dicho encargo se formalizó el 11 de mayo de 2003.

Después de casi un año, siendo el 21 de octubre de 2004, a las 10.20 de la mañana hora italiana, fue bendecida la imagen por el Papa Juan Pablo II, en el exterior de la basílica San Pedro, dentro de los jardines del Vaticano, siendo la primera santa latinoamericana con una estatua en la basílica.

La imagen fue realizada en  mármol de carrará.  En Carrara hay más o menos 160 canteras y de esas hay tres de donde sale este mármol que es el más exquisito. Este bloque es de la cantera donde se piensa, por análisis químicos, que es el que más se asemeja al material que Miguel Ángel ocupó para "La Piedad". Es una cantera que da un mármol extraordinariamente bonito y de muy pocas vetas (Juan Fernández) Mide 5.30 metros, bloques sacados de la canteras, originalmente eran de 60 toneladas.

Aspectos de la imagen

En todos los aspectos de la obra escultórica, por ejemplo el porte de las manos,  es de  absoluto criterio del artista. El deseo que  se tenía era que se notara de alguna forma relativamente espontánea que era una carmelita, por eso la escultura presenta bien fuerte el carácter de una mujer joven, porque Teresita murió de 19 años.  El escultor Fernández señala que según lo que decía el hermano santa Teresa a quien alcanzó a conocer, era una mujer grande y bien terminada. Era una mujer bonita; por lo que se presentó la imagen en el esplendor de su juventud, donde  el hábito carmelita se estructuró de tal manera que en la escultura se sienta también el cuerpo femenino. El hábito carmelita produce una especie de pirámide de género pero, al hacerla correr, se siente el cuerpo. Esa era una intención muy importante.

“La enamorada va de prisa al encuentro del enamorado", ese es el tema porque Jesús tuvo una historia maravillosa con Teresita. Ella tenía una gracia muy especial que en la teología católica se llama "la gracia de la contemplación infusa, que trae consigo el hecho de poder escuchar voces dentro de sí. Jesús le decía un comentario muy lindo, que ella escribe en su diario: "Cuando veas a un joven hermoso, piensa que yo soy más hermoso que él". Escribió también en su diario "este loco de amor que me vuelve loca’, o sea es la historia de dos enamorados. Entonces ella va de prisa, casi corriendo, al encuentro del amado.

La imagen fue financiada exclusivamente con aportes de empresarios chilenos; y se encuentra en un nicho que está en el ábside de la Basílica, el signo del cielo, y está muy cerca del altar. Es un lugar precioso que se visita permanentemente porque la casa de los huéspedes está a ese lado.  Entonces cuando los cardenales, los obispos o las personas invitadas por el Santo Padre caminan desde la casa en que viven hasta la Basílica, tienen frente a ellos a Santa Teresa de Los Andes.

Virgen del Carmen

Cuando la comunidad se trasladó a Auco en octubre de 1987, la Madre Priora María Josefina de Jesús mandó a fabricarla. Se encuentra en la capilla actual del monasterio, y es obra del escultor ecuatoriano Montesdeoca en San Antonio de Ibarra, amante del arte religioso.

Fue dedicada a quien la regalo, María V. Rehpani de Misle, esposo e hijos, quito 23 de Agosto 1988.

Tabernáculo

El Sagrario actual de esta capilla, fue enviado a hacer junto con su pedestal en octubre de 187. Fue ideado por la Madre Priora de ese tiempo. Antes de éste, se utilizó el Sagrario del tiempo de nuestra Teresita, que se resguarda como preciosa reliquia y que se usa para el Monumento del Jueves Santo.

La Capilla Santa Teresa de Jesús (de Ávila), fue bendecida el 11 de noviembre por el Obispo Monseñor Cristian Contreras.  Construida con  donaciones.  Se ubica  al fondo de la Casa de Espiritualidad, sector sur y fue diseñada por el  arquitecto Cristian Undurraga.

El presbiterio  con su altar  fueron diseñados por el escultor Vicente Guajardo, con rocas de la zona central de la Cordillera de Los Andes.

La  Capilla ha sido diseñada con un fuerte mensaje espiritual que impregna la arquitectura del lugar, y viene a proponer directamente el Misterio Pascual de Cristo, triunfo de la a Luz sobre las tinieblas. Donde Cristo en la cruz compuesta no como una cruz convencional sino por miles de maderos que conforman en realidad toda la capilla  asume toda la vida, la historia  y el mundo.

El camino descendente de la entra invita a participar en el espíritu de la Pascua, misterio de Cristo, pues “por medio del bautismo fuimos sepultado con Él en la muerte, para que así como Cristo resucito por la gloria del Padre, también nosotros vivamos una vida nueva” (Rom. 6,4)

El espacio interior de la Capilla se ilumina desde abajo con luz natural;  arriba la construcción de madera levita sobre nosotros sin ningún pilar que la sostenga, recordando el  triunfo de Cristo sobre la muerte y su ascensión al cielo.

El Cristo crucificado es replica del Cristo ante el cual oraba Santa Teresa, cuyo original se encuentra en el Monasterio de las Carmelitas Descalzas, clavado directamente sobre los muros de roble, Cristo transforma las macizas de madera (durmientes de ferrocarril) en la Cruz del Calvario, cuyo peso es el pecado del mundo (Jn. ,29) soportado por sus brazos amantes. Estos brazos levantan toda la realidad de la vida con su mezcla de dolor y gozo y la ofrece al Padre.

Todo el espacio invita al silencio y la contemplación.

Actualmente la Capilla ha sido premiada en la  V Versión del Premio Internazionale di Architettura Sacra, galardón entregado por la Fondazione Frate Sole el año 2012, así esta obra ubicada en Auco, Chile se une a las obras más destacadas de la arquitectura religiosa contemporánea, proyectos donde el delicado manejo de la luz y la materia son un común denominador.

La imagen del Santo Cristo que se encuentra en la Capilla del Monasterio de las Madres Carmelitas y que ha sido venerado  por la Comunidad desde sus inicios, fue regalado por una parroquia de Valparaíso, luego de un terremoto.  Según la tradición oral de la nuestra comunidad, en el tiempo que vivió Teresita en el Monasterio, la Madre Angélica Teresa, priora y maestra de las novicias, se encontraba restaurando este Cristo. Teresita se ponía a los pies del Cristo y sugería a la Madre Angélica Teresa que acentuara más las santas heridas, poniendo en ellas más sangre. Esto fue fruto del regalo que Jesús le hacía; representándosele varias veces muy llagado. Teresita pasaba largo tiempo en oración frente a él. Existe una copia de esta imagen, y se encuentra al interior de la Cripta del Santuario.